jueves, 2 de abril de 2009

Es un sueño la vida, y el mundo un teatro

"Aquí yacen el polvo, las cenizas y la nada"
Tumba del Cardenal Barberini, en el monasterio de
Santa Maria della Concezione dei Cappuccini, en Roma.

Esta idea era corriente en el período barroco, que, en líneas generales, concibe a la vida como un sueño y al mundo como un teatro. Valgan las palabras de dos que están más autorizados que yo para hablar a este respecto (nótese la similitud entre el último verso de ambos sonetos).

En su soneto "Mientras, por competir con tu cabello", Luis de Góngora y Argote dice así:

... goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lirio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o en viola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Escuchemos ahora el final de este otro soneto, uno de Sor Juana Inés de la Cruz, el célebre "Este que ves, engaño colorido":

... es un vano artificio del cuidado;
es una flor al viento delicada;
es un resguardo inútil para el Hado;

es una necia diligencia errada;
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Y ya que estamos metidos en estos menesteres, a saber, la correspondencia entre distintas muestras de literatura, conoce, avezado lector, el origen de una de las frases de la canción de La Llorona. La canción dice "Ay de mí, llorona... llorona de ayer y hoy, ayer maravilla fui, y ahora ni sombra soy". Y he ahí que en una balada que también es de Luis de Góngora encontramos que estrofa tras estrofa se repite el mismo estribillo:

Flor es el jazmín, si bella,
no de las más vividoras,
pues dura pocas más horas
que rayos tiene de estrella;
si el ámbar florece, es ella
la flor que él retiene en sí.
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y sombra mía aún no soy.

Aunque el alhelí grosero
en fragancia y en color,
más días ve que otra flor,
pues ve los de un mayo entero;
morir maravilla quiero,
y no vivir alhelí.
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y sombra mía aún no soy.

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