lunes, 23 de marzo de 2009

El craneo que sostiene Hamlet en la mano

Todo lo que vive en esta tierra ha de llegar irremisiblemente a un fin, todo es efímero. Digamos mejor: todo ha de dormir, y como la diosa Erda, que halla su protosabiduría en el sueño, todo lo que duerme deberá forzosamente encontrarse con sí mismo y hallar lo que sea que busca. Mirar a la muerte y encararse con ella es hermanarse con la propia condición, y quien así opera, a sí mismo se llega a conocer.

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